Nick Cave

One more time with feeling: la vida, y la muerte, a flor de fiel para Nick Cave

 

Sobrevivir a un hijo. El simple hecho de pensarlo hiela la sangre. ¿Cómo abandonar los oscuros pensamientos en los que la tragedia acaba sumiéndote sin ninguna compasión?

 

“You fell from the sky

Crash landed in a field

Near the river Adur

Flowers spring from the ground

Lambs burst from the wombs of their mothers (…). With my voice

I am calling you”.

Extracto de Jesus Alone (Nick Cave & The Bad Seeds, Skeleton Tree, 2016)

 

Nick Cave pasó por ello hace poco más de año y medio. El trauma, dice, redujo el espacio de su imaginación, llenando su mente de dolor. Ahora, declara que se mira al espejo y admite que ve su físico, desmejorado eso sí, pero que sabe que ya no es el mismo. Es consciente de que debe relacionarse, ser amable con la gente… Pero debe obligarse a ello. Reconoce el paisaje, a las personas, todo lo que ocurre a su alrededor.  Reconoce que la vida sigue. Pero no puede obviar que ya no interpreta de la misma manera lo que le llega a sus sentidos. Dice que la narración ya no le parece importante, porque la vida no es una historia. Dice, también, que “el tiempo es elástico”, que es inevitable volver al punto de partida, a ese temible suceso de hace unos meses, de forma periódica, y estremecerse al sentir, de nuevo, la pérdida. Dice que lee algunas de sus letras de antes, y le parecen hermosas, alegres, mientras su rostro no muestra ningún tipo de emoción al expresarlo. Dice que su mujer es mucho mejor y más interesante que él mismo. Un pilar antes, ahora y siempre, una pareja que rezuma química y entendimiento, extraño para un espectador que no es capaz de comprender cómo han podido superar el horror. Dice que hace unos años nunca se hubiese imaginado grabando las imágenes de One More Time with Feeling

 

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A veces avergonzado, a veces distraído. La mayoría, casi inerte… Cave habla a la cámara de esos sentimientos, arropado por un director que conoce y le conoce, el Andrew Dominik que sabe encontrar la humanidad en personajes sombríos y asociales, exponiéndolos ante sus sentimientos en situaciones en las que el tiempo parece detenerse o, mejor dicho, avanza tan lentamente como la “realidad” que les rodea.

Dominik consiguió sacar a Brad Pitt dos de sus mejores interpretaciones, como vaquero y como gánster, en El asesinato de Jesse James por el cobarde John Ford (The Assassination of Jesse James by the Coward John Ford, 2007 – con música de Cave, incluso participando como actor secundario) y en Mátalos suavemente (Killing Them Sofly, 2012). Y ahora, siguiendo su natural instinto, hace lo mismo con un Cave que únicamente cuando se sienta ante el piano parece transformarse en el inspirado y arrollador torrente que tanto extrañábamos… incluso que tanto echa de menos él mismo.
Dominik se muestra respetuoso con Cave. Crea una atmósfera protegida a su alrededor, juega con el formato (riguroso blanco y negro que únicamente abandonará hacia el final, poniendo imágenes a una de las canciones más esperanzadoras del álbum… volviendo al blanco y negro para cerrar el documental, como si fuese su particular consentimiento a esa sentencia de Cave: “el tiempo es elástico”…) y con un montaje y estructura que ensalce los pensamientos del propio Cave (al ver las imágenes rodadas para el documental, con una voz en off a modo de arrepentida y abierta conciencia – “debería haber modulado la voz antes de volver al estudio”; “creo que estoy perdiendo la voz”), o ficcionando a esos dos Caves que ahora existen, el personaje público y experimentado artista seguro de sí mismo, y el atormentado y descolocado padre que ha perdido su fe en la existencia a través de la recurrida metáfora de los espejos, o con el plano-contra-plano.

El realizador consigue mantener la atención de un espectador cada vez más compungido con travellings circulares para las actuaciones en directo; planos frontales, fijos, para las confesiones más íntimas del cantautor, o primerísimos planos de él, sus amigos, los músicos, su otro hijo… La imagen de Dominik es, como ya nos tiene acostumbrados, realista y directa, sin dejar espacio a la interpretación pero consiguiendo que cada rostro, en todo momento, sea tan expresivo como revelador.


De esta forma, Dominik no duda en fusionar los erróneamente aparentes vídeos promocionales de Skeleton Tree con el relato, con esa historia de la vida que Cave ahora no reconoce como lineal pero que Dominik, tal y como le hace ver, considera más que necesaria: porque las creaciones de Nick Cave no pueden concebirse sin contrastarlas con este voluntario making off, a caballo entre documental musical sobre el proceso de creación del nuevo álbum, y el realista drama con tintes psicológicos conseguido a base de forzar al máximo a sus protagonistas….


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Porque el director no renuncia a poner entre las cuerdas a un Cave hastiado de la cámara. A veces incluso su insistencia, cortando incluso las pausadas reflexiones que Cave va elaborando para responderle, resulta irritante para un espectador hundido en la empatía hacia el cantante. Pero esa insistencia se ve recompensada finalmente por un artista que se ve empujado a otorgar miradas, gestos de desaprobación o, mostrando la lucidez que le producen las preguntas del constante aguijón del realizador, a repensar algunas de sus últimas valoraciones acerca de su vida. Dominik consigue, como avanzábamos, lo que ya hace con los personajes de sus películas: hace aflorar lo mejor de un Cave que ya no cree siga existiendo esa parte de sí mismo, sorprendiéndole, llevándole de nuevo a querer avanzar, despojándole de la coraza del que intenta mostrarse duro ante los que considera le miran con una compasión que él no se merece… cuando lo que más necesita es acogerla con todas sus fuerzas.

Con One More Time with Feeling, Andrew Dominik nos regala una historia de superación personal. Pero también regala a Nick Cave el último y más sentido documento para decir adiós a su hijo Arthur, que conjuntamente al impulsivo y sentido ‘Sketelon Tree’ forman el tándem que marcará un antes y un después en la carrera de Nick Cave.

 

TRAILER – One More Time with Feeling (Íd., Andrew Dominik, 2016)

 

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Apasionada del cine y en especial del subgénero de viajes en el tiempo, estudia un Máster en crítica cinematográfica (2008-2009) y se convierte en redactora en El Espectador Imaginario hasta 2011, año en el que cofunda Cine Divergente. Redactora en Miradas de cine desde 2013 y cocoordinadora de su sección de Actualidad desde 2016, además de ser miembro de la ACCEC (Asociación Catalana de la Crítica y Escritura Cinematográfica) desde 2014 (y de su Junta de 2015 a 2019), en los últimos años ha publicado críticas y ensayos cinematográficos, cubierto festivales, participado en programas radiofónicos especializados y colaborado en los libros 'Steampunk Cinema' (Ed. Tyrannosaurus Books, 2013), 'Miradas: 2002-2019' (Ed. Macnulti, 2019), 'El amor en 100 películas' (Ed. Arkadin, pdte. publicación) y 'David Fincher: autoría líquida' (Ed. MacNulti, pdte. publicación). Ahora, y tras cursar un Máster en Gestión Cultural (2016-2018, UOC)- y un Máster en Filosofía (2020-2022) para obtener una visión completamente holística y complementaria también a sus estudios de Ingeniería, amplía sus textos críticos más allá del cine, entrando también en la ficción, y quiere demostrar que "la" realidad no existe y es producto de nuestra imaginación.

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