Música. Tecnología. Cultura. Desarrollo. ¡Sónar + D, día 1!
Pintamos con luz, experimentamos cómo percibe el mundo un ciego gracias a la realidad virtual y no podemos más que asentir tras cada frase que pronuncia Brian Eno o Jean-Michel Jarre. Este es el resumen de nuestro Sónar+D, día 1…
“El mundo necesita nuevas ideas”, dice Brian Eno en su multitudinaria conferencia. Comenta que, durante años, la sesgada visión económica escogida para dar valor a lo que nos rodea ha evitado una visión 360º. Y es que en las escuelas se dice que debemos aprender matemáticas, ingeniería. “¿Qué hay del arte?”, dice. Y lo enlaza con un sorprendente “el cerebro se ha empequeñecido, ¿no esperábamos lo contrario?”. Interesante. Eno comienza entonces (como si no lo hubiese conseguido desde buen inicio) a llevarnos al origen de su razonamiento, que acabará resumiendo con el título de la conferencia (‘Why we play?’). Describe que antes necesitábamos almacenar, todos, el mismo tipo de información: saber cómo cazar, cómo defenderse. Teníamos los mismos intereses, pero ya no, y no obstante, seguimos siendo interdependientes. Nuestros conocimientos nos complementan, pero “necesitamos algo que nos una, porque somos muy diferentes. Es una paradoja. ¿Qué une las culturas del ser humano? La ciencia, pero también el arte y la cultura”, explica. La danza puede considerarse el inicio de la cooperación. Y el arte, poniendo como ejemplo La cabaña del Tío Tom, publicada en 1852 por Harriet Beecher Stowe, que removió e hizo cambiar (y avanzar) la sociedad.
Grande, Eno. En treinta minutos ha dejado claro eso que se enseña en doce asignaturas diferentes de un máster en gestión cultural: que el arte y la cultura son necesarios para el desarrollo social, no únicamente la ciencia.
“El cuerpo es una gran mente (…), la comunicación es encontrar el punto en el que estamos de acuerdo”. Quizá es la mejor definición que he escuchado. De ahí a que el curioso ejemplo que cita casi desde el inicio de su charla acabe siendo revelador: la ciencia no nos dice el por qué hay chicas lesbianas, sólo cuántas hay en el mundo. Pero un culebrón en el que la protagonista declara que lo es, hace que dos señoras en el autobús estén todo el trayecto analizando la escena, las consecuencias con otros personajes, y si resulta ser tan malo el serlo. En definitiva, estas dos señoras están manteniendo una “conversación cultural”, dice tranquilamente Eno. ¿Chocante? Sí. Pero, analizándolo, tiene toda la razón. El simple cuestionamiento ya es un avance. El compartirlo, puede derivar en opiniones que se conviertan en políticas gubernamentales o, simplemente, en cambios personales, para y por el cambio social.
“Como sociedad creamos aquello a lo que aspiramos. Si creamos cosas que pensamos pueden gustar en un futuro, estamos creando ese futuro.”, dijo Eno en la conferencia inaugural del Sónar + D 2016. Y, en este punto, introduzco la entrevista, a última hora de la tarde, a Jean-Michel Jarre por parte de Philip Sherburne. Porque este artista, alineado con Eno, habla de cómo se dio la vuelta al concepto de instrumento musical, pensando no únicamente en “ser diseñados para compartir la música, y luego poder grabarlos” sino, al revés, en ser diseñados para poder gravar el sonido y luego utilizados para compartir la música en un escenario. De esta forma la experiencia es completa, así como la evolución de la música. Curiosamente, Eno puso por la mañana el ejemplo de cómo el rock and roll rompió la barrera interprete/espectador, dejándole interactuar y no estando sentado casi sin moverse frente a los intérpretes.
Jarre, además, y aunque le dicen que no hay tiempo, comparte una última reflexión con el público: “seguramente mi próxima colaboración sea con una máquina. Pensadlo. En 20 años habrá máquinas que pinten cuadros y hagan música mejor que nosotros”. Y aunque remarca que no quiere transmitir una visión oscura del futuro (claro, lo primero que pensamos es en la evolución hombre/máquina, máquina/hombre)… pues, algo intranquilos, nos quedamos.
Esta desazón de Jarre nos lleva a la experiencia de realidad virtual del día: ‘Notes on Blindness – Into Darkness’, de Peter Middleton & James Spinney….
Mi máximo conocimiento sobre el tema quedó, cómo no, tras el visionado del film (que en su momento me fascinó y ha envejecido muy mal, todo hay que decirlo) El cortador de césped (The Lawnmower Man, Brett Leronard, 1992). Quizá a colación también podamos hablar de la experiencia de Lenny Nero y el (masoquista) disfrute de sus recuerdos en la de culto Días Extraños (Strange Days, Kathryn Bigelow, 1995). Así que escuchar que en apenas dos años esta tecnología no únicamente se ha recuperado, sino que se le otorgan ahora infinitas posibilidades, atrae nuestro interés. El tema de este año de La realidad no existe es Luxarquia, por lo que, cómo no, vamos directos a Notes on Blindness.
El proyecto en realidad virtual no puede dejar indiferente. Ya no únicamente por las sensaciones que transmite el visualizar la descripción de lo que vamos escuchando por los auriculares, palabras de John Hull, que grabó su personal experiencia al quedarse ciego, sino por las posibilidades que realmente esta tecnología nos trae. Te olvidas de dónde estás. Desconectas completamente de tu entorno, eres incapaz de situarte en tu ambiente real, te mueves y giras pero has perdido el sentido del espacio real.
Y es que estás dentro de una oscura catedral, ves al pianista, al coro que aparece y desaparece. Miras hacia los altos techos de la estructura, miras hacia el suelo… El cine, posiblemente, ha muerto. La cuarta pared se rompe, porque ya no hay pared. Estás ahí con los personajes, y puedes observar desde (casi) cualquier ángulo. Tomorrowland (Íd., Brad Bird, 2015), cómo no, nos viene ahora a la memoria. Y, de nuevo, la angustia de Jarre… humanos que se han dejado llevar por una evolución autoconstruida, quizá con el único objetivo de demostrar que pueden ser Dios, desarraigados de una vida en sociedad e inmersos en mundos que no existen, mucho más felices….
Pero cerremos siendo positivos, destacando dos conferencias, y una tecnología de Little Sun.
Eno hablaba de los peligros de la globalización, Jarre sobre qué hay detrás de que todos utilicemos Google… así que, dentro de las conferencias We Are Europe del Sónar + D, destacamos las intervenciones de los ponentes de Goteo y de guifi.net bajo el título ‘Decentralize. Freedom Out of the Box’.
guifi.net pone encima de la mesa la posibilidad de no pensar que debemos pertenecer a la red de Telefónica, o Vodafone. Que podemos ser nosotros mismos nuestra propia red. Construirla, hacerla evolucionar… Opinar sobre qué queremos y cómo invertimos en nuestra propia red. Goteo es una propuesta de crowfunding interesante: se trata de una fundación sin ánimo de lucro que parte de que los proyectos acaben siendo libres, de acceso para todos, no únicamente para los que hayan realizado una aportación. Dos buenos ejemplos de que, si queremos, podemos evitar ser engullidos o manipulados por grandes corporaciones. Podemos ser lo que queramos, y nos podemos organizar para no ser los únicos en disfrutarlo. Personas trabajando con personas, para las personas. Tras escucharles, se nos pasa un poco el malestar provocado por la invitación de Jarre a reflexionar sobre nuestro futuro…
Y sí, termino. Con la (pobre) foto realizada con el sol de Little Sun, en un cuarto completamente a oscuras y con el dispositivo conectado a una cámara reflex. Quería escribir con luz Probeta, el nombre de nuestra asociación. No me dio tiempo, pero sí muchas ganas de volver a probar la experiencia….