Perdidos (Lost), o del por qué Damon Lindelof me hace llorar: un monólogo dialogado
“Guys… where ARE we?”
Perdidos (Lost, J.J. Abrams, Jeffrey Lieber, Damon Lindelof, 2004 – 2010)
******** CONTIENE SPOILERS********
– Pues eso.
– Arantxa, yo no lo veo. La isla no puede ser el Cielo. Ellos intentan escapar durante seis temporadas, y al final todo es un sueño. Menudo final de mier…
– Yo no he dicho eso. He dicho que la isla es el Purgatorio, que es muy distinto. Ni Cielo, ni Limbo. Purgatorio. Y el corazón de la isla es la fe, no la fuente de la vida, o Dios.
– …
– Si no hay fe, no hay redención, y por tanto no hay luz, ni ascensión, ni estado de gracia. Si no hay fe, la isla se destruye, porque no hay posibilidad de que “los elegidos” se purifiquen. Y de sueño nada. Que salga el avión accidentado al final no tiene nada que ver.
– Mira, vuelve a explicarme tu versión, anda. Y ahora, con ejemplos concretos. Porque está claro que la serie no lo cierra todo.
– Lo hace. Es muy sencillo:
“Todos están muertos, pero no lo saben. Y todos tienen que expiar algún tipo de pecado, por mayor o menor que éste sea. El purgatorio no es un espacio físico, es un estado mental. Puede tomar la forma de isla, o de ciudad, o de iglesia. Recuerda lo que dice en el último capítulo el padre de Jack: ellos construyeron la iglesia como punto de encuentro. Se imaginaron un lugar de paz cuando ya fueron conscientes de la ascensión. Jack es el último en darse cuenta, por eso le hacen entrar por la puerta trasera, para que asimile poco a poco lo que está pasando. Y su “muerte” final simboliza esta asimilación, la aceptación del estado y el final del proceso de expiación de los pecados. Es cuando se da cuenta de que, seguramente, murió en el accidente de avión. Pero con esto volveré más tarde, porque es interpretable.
Todos son pecadores, y las aventuras en la isla son las penurias por las que deben pasar para ser perdonados. Una especie de infierno transitorio, el peaje para llegar al Cielo. A medida que las padecen, son cada vez más conscientes de que algo no cuadra. Es por eso que la primera temporada es, básicamente, una serie de aventuras, pero introduciendo elementos como que Locke puede caminar en la isla, o la existencia de “monstruos” que la habitan. En la segunda temporada se les testea con la necesidad de apretar un botón “porque sí”. Locke lo acepta sin pensarlo, es un hombre de fe. El resto tardará más… Apretar el botón es demostrar fe en un ser superior, en otro mundo mejor, y también, por qué no, el temor a un Dios vengativo.”
– ¿Los niños son pecadores? Venga hombre.
– ¿Y por qué no? Es bien cierto que salen de la isla antes que otros, ¿verdad? Sus pecados son, digamos, menos complejos. Y Aaron, e incluso Alex, pueden simplemente ser un recurso para su madre, y para Charlie, Kate, Ben… ¡abre la mente! No tiene por qué haber niño, puede ser una fantasía, un vehículo, otra alma acompañante. Sus madres estaban embarazadas cuando murieron, el niño no puede desaparecer de la isla porque es deseado… La hija de los Kwon encaja incluso mejor con esta teoría: el arrepentimiento es tal que ella puede quedarse embarazada en la isla. La existencia de la niña está presente sólo en flashforwards, otra invención, otro método para la reflexión del pecador. Todo esto está muy relacionado con la obsesión de que nazcan bebés en la isla. No lo harán… la isla no es un lugar, los recién nacidos, inocentes, no tienen cabida ahí, son almas puras, están en el Limbo, no en el Purgatorio.
– Pfffffff…. Personas que son almas, que se estrellan en una isla que no es tal, y que se van encontrando cada vez con más gente desconocida con misiones rocambolescas… propósitos, dicen. Ajá.
– Que cada vez haya más gente en la isla es lógico: hay más almas, allá, desde tiempos inmemoriales. Algunos incluso creen que han nacido en la isla. También es lógico que haya “bandos”. Tiene que ver con el sentido de pertenencia, y con los propósitos a cumplir, que no son más que tipos de redención. De hecho, más de una vez se habla de “los otros”, y esos otros llaman también “hostiles” al bando contrario. En ese sentido, sólo hay bandos de personas afines, de almas gemelas, concepto que también aparece en la serie.
“Cuando uno no sabe qué pasa, se inventa enemigos, o situaciones que le acompañen en su, digamos, delirio. Por eso se organizan: que si los que tienen un accidente, los que naufragan, los del experimento Dharma (con ellos volveré también después)… respuestas racionales a situaciones irracionales. Por eso, también, lo de pensar en fenómenos físicos que permitan viajar en el tiempo o salir de la isla. Pero lo importante es cómo evoluciona el pensamiento de cada uno de ellos, de cada una de las almas:
Primeros ejemplos: la transformación de Sawyer, de Charlie, de Kwon. Personas que se estaban autodestruyendo en vida descubren una forma, en la isla, de ser útiles para los demás. Jack es el último en esto, también: hasta el final no es capaz de darse cuenta de que debe confiar en otros, que él no tiene la verdad absoluta.
La transformación tiene mucho que ver con las vidas imaginadas. Una de ellas es una proyección hacia qué pasaría si saliesen de la isla (en helicóptero, en esta suposición… The Oceanic Six). Esta proyección es la respuesta a la desazón que comienza a producirse. Pero aún no saben el por qué de su inquietud. Es por eso que a esos seis todo les va mal, y deben regresar a la isla. Regresar a la expiación, a la lucha interna por conocer qué ha sido de ellos. Por conocer la temible verdad: que han muerto.
Algunos, en cambio y en esta primera proyección, siguen allá atrapados, así que deciden volver a ayudarse mutuamente. Este es un hecho importante: los que quedan atrapados encuentran un estado en el que se sienten confortables (afiliarse al experimento Dharma y construir una buena y tranquila vida, ayudando a los demás, asumiendo responsabilidad. Una vida respetable), que será básico para comprender, más tarde, su condición. Digamos que están menos preparados para iniciar su ascensión que los que ya se imaginan fuera de la isla. Pero los que vuelven necesitan más “pistas”. Es entonces cuando aparece el templo… y Jacob. Y el innombrable. Retomaré esto.
La segunda vida imaginada tiene que ver con el hecho de haber reiniciado sus vidas desde el supuesto momento de la muerte, el vuelo Oceanic 815. Vuelvo decir “supuesto”, y no es baladí. Lo retomo, también… no te preocupes…
Estas vidas son un espejo. Son el reflejo de la vida que podrían haber disfrutado si no hubiesen escogido salirse del camino (el libre albedrío y el destino, ya lo sabes, está muy presente en toda la serie). Es una vida, si quieres, según sus pecados redimidos. Una vida imposible tal y como está descrita, porque ellos son pecadores. Pero asimilarlo y ser consciente es lo que les lleva a comprender que si no lo hubiesen sido, si no hubiesen hecho caso a su “yo maligno”, podrían haber sido mejores personas, y más felices. Entonces: los que ya se van dando cuenta de que no es normal lo que les pasa en la isla, los que ya han avanzado, verán sus vidas como el reverso absoluto del camino escogido en vida. Es decir, felices y plenas: Sawyer es policía en lugar de ladrón, igual que Miles, que dejaría de utilizar su don para ganar dinero; Locke pierde su obsesión por estar lisiado; Faraday es un virtuoso pianista, feliz de haber seguido con su vocación, por muy buen físico que hubiese sido; Hugo se desquita de ese sentimiento de inferioridad que le ha acompañado toda su vida (y aún le acompaña en el purgatorio), siendo una persona más feliz, segura de sí misma y admirada…
Pero otros aún no lo tienen tan claro, así que sus vidas se parecen mucho a las que tuvieron en vida: Kate sigue siendo una “bondadosa asesina”, y se dará cuenta de lo que pasa, y de cómo puede avanzar, cuando vuelva a ayudar a dar a luz a Claire (“¿lo entiendes ahora?”, le dice Desmond. Una frase que se repite y repite, y no sólo en Perdidos (Lost)… Ahora estoy siendo críptica intencionadamente, jajaj). Ben es un profesor de instituto que le reconcome aún el hecho de no ser respetado (“soy Dr., de hecho”), y que siente la tentación de volver a tramar conspiraciones para tomar algo de poder. Pero Ben tiene también ese sentimiento de maestro/padre (un hilo que puede estirarse para analizar más en profundidad su papel) que permite que, en esta vida, no “sacrifique” a su alumna, que en la vida en la isla es su hija adoptiva. La evolución de Ben es una de las más trabajadas en la serie.
Antes hablaba de que Alex podría ser una ayuda, y no una niña nacida en la isla. Y es que la hija de Ben es uno de los personajes, digamos, de transición. Como Juliet, o Desmond. Todo parece indicar que son almas que siguen en el Purgatorio para acompañar a otros. Ninguno de ellos iba en el avión, pero sus actos son más que relevantes… ¿ángeles de la guarda? Quizá. O simples movilizadores. El resto de personajes son peones. Trabajadores de Dharma, afiliados al grupo de perdidos del avión, del naufragio… da igual. Son almas que nunca llegarán a comprender su muerte. Simples peones que se acostumbrarán a una no-vida, no-plena. No serán nunca candidatos. No saldrán de purgatorio hasta que no decidan autoconocerse, por decirlo de alguna forma. Hasta que no encuentren su propósito. “El” propósito. Y que no se sepa realmente el por qué de la iniciativa Dharma es, precisamente, porque no hay un por qué. Afiliarse a Dharma es no querer saber la verdad, no salir de la zona de confort. Es querer encontrar explicaciones a algo inexplicable, a no ser que se tenga fe.
– Siguiendo esta teoría, estás diciendo que lo que no salen de la isla cuando sí pueden hacerlo los “Oceanic Six” podrían haberse acomodado y convertirse en almas peón.
– Exacto.
– Pero son los elegidos. ¿O no?
– Sí y no. ¿Qué significa ser elegido, realmente? El nombre de Locke se tacha en la cueva cuando éste muere. El de Kate se tacha cuando decide hacerse cargo del hijo de Claire… en realidad los nombres se tachan cuando son consciente del propósito. Y el propósito no es más que abandonar el pecado, limpiar el alma. Reconocer la culpa, y asumir el por qué de su existencia (el destino, otra vez…). Querer darlo todo por los demás. Salir del Purgatorio. Ascender. Igual que Jacob. Que no, no es Dios.
– Pero Ben y Hugo se quedan, porque son los elegidos. ¿No?
– ¡Ah! Acabas de hablar de uno de los temas más interesantes de toda la serie, más si añadimos que el hijo de Michael aparece en la institución mental y es recogido por ellos dos en el Epílogo de la serie…
“Ni Ben ni Hugo abandonan la isla. “Lo pasado, pasado está, sólo es posible pedir perdón”. Algo así dice Ben varias veces durante los últimos capítulos. Ben no entra en la iglesia, no se siente digno de compartir con todas aquellas almas la ascensión. Pero Ben no iba en el avión, tampoco. Entonces… ¿es Ben, también, un movilizador de almas? ¿Es alguien del entorno de todas las almas que “habitan” la isla? ¿Es Ben alguien cuyo propósito es ayudar a otras almas, como el de Hugo, y, por tanto, debe quedarse hasta que las almas atrapadas salgan de ahí con su ayuda? El epílogo es revelador: tenemos a trabajadores de la iniciativa Dharma que no saben que dejó de existir hacía más de treinta años. Parece que la misión de Ben y Hugo es acompañar a todos hacia la verdad, reestructurando la “fisicidad” de la isla y convirtiéndola en otro entorno, para nuevos recién llegados. Que aparezcan en el hospital psiquiátrico para recoger al hijo de Mike también es señal de eso. En definitiva: ellos serán facilitadores. Es su propósito. Son los elegidos, en ese sentido, para sustituir a un Jacob que ya podía evolucionar.
Un Jacob que ha estado toda su no-vida albergando dudas respecto su propósito. De ahí a la existencia del monstruo. Que no es otro que él mismo.”
– ¿Que qué?
– Piénsalo: su hermano es todo lo contrario a él. Es, verdaderamente, un anti-Jacob, tal y como se titula otro de los vídeos epílogo. Nunca se le da un nombre (bueno, sí en el epílogo: Barry, como mofa total a la trascendencia del personaje), y es la voz de la conciencia de Jacob. Es su antagonista, el que le reta, el que quiere que la fe desaparezca para dejar de estar en la isla. Salir de la isla tal y como quiere el monstruo significa, como decía antes, renegar de la fe, de la existencia del Purgatorio. Las dudas reconcomen a Jacob… pero esas dudas eran necesarias, hasta el final, para ayudar a salir del Purgatorio a otras almas. De ahí su relevancia. Pero recuerda: el padre de Jack aparece en la cabaña para recibir a Claire. Luego se dice que era la personificación del monstruo, que luego tomó la forma de Locke. Y el monstruo no es más que el protector del templo, tal y como se revela durante la serie… y el protector del templo, de la isla, no es otro que Jacob, acompañado por ayudantes como Richard.
“Y es que Richard sabe que está muerto (“¿Qué es la isla? Dímelo para saber que hablas con Jacob. Jacob me lo dijo hace tiempo”, le dice Richard a Hugo cuando éste les convence para ir a hablar con “Locke”), y no puede decirlo claramente al resto del grupo. Tienen que ser ellos mismos los que se den cuenta, y lo vemos con el famoso final de la “muerte” de Jack.
Así que Jacob es uno más, igual que lo es Hugo, o Jack. Y todos ellos tienen almas de referencia, y almas antagónicas. Por ejemplo, Jack tiene a Kate, y a Locke. Sawyer tiene a Juliet, y a Jack. Hugo tiene a Charlie, y a Ben. Y es que todos necesitamos de compañeros que nos apoyen, y que nos reten, para tomar decisiones y pasar a la acción.
Y, ahora sí, empiezo a retomar temas:
El avión. ¿Existe verdaderamente el famoso accidente? Todos los que se encuentran en el primer capítulo mueren en el avión, y por eso sus almas crean ese vínculo tan especial (igual que podrían tenerlo otros grupos de la isla)?
Se pueden dar dos interpretaciones:
Supongamos que sí, que todos murieron juntos en el accidente de avión. Esto podría explicar perfectamente los vínculos creados entre sus almas, y que se ayuden entre ellos hasta llegar a la misma conclusión, la que se le muestra a Jack en el capítulo final. El avión, claro está, no se ha estrellado en la isla. Seguramente esté en el fondo del mar.
Esta interpretación es válida, pero, en el capítulo final, cuando Jack está hablando con su padre, éste le comenta lo siguiente: que todo este proceso lo está haciendo con las personas que ha compartido sus mejores momentos. También hace alusión a que no todos ellos están muertos “en el mismo momento”. Incluso que algunos murieron más tarde, otros antes. Como si el estado mental de Jack, y de todos a los que llega a conocer en la isla y fuera de ella (en las vidas proyectadas) no tuviese una continuidad temporal vida-muerte. Y esto es realmente interesante, porque…
Como se ve en la vida espejo, todos ellos se conocen de una u otra forma. ¿Quien nos dice que, en este estado mental que es el Purgatorio, simplemente se han otorgado identidades distintas entre almas conocidas? Esto daría paso a no pensar ni tan siquiera en que la muerte se ha producido en un avión para todo este grupo, y simplemente se han encontrado en este estado mental, con la fisicidad que cada uno ha querido (y, quizá, con la edad que les ha resultado más cómoda para alcanzar la transformación y ascender).
Por último, está el tema de explicar las muertes en la isla. Si están todos muertos… ¿qué relevancia tienen esas muertes? Bien. No olvidemos que hay de distintos tipos de muertes (suicidios, asesinatos…), pero lo importante es pensar que los que mueren, lo hacen para el grupo. No significa que abandonen la isla/Purgatorio, simplemente se trata de que su representación “física” tomará otros derroteros. Este es el ejemplo de Libby, por ejemplo, asesinada por Michael, y que aparecerá igualmente en las vidas imaginadas (aún como loca, porque no ha hecho su proceso interior). O de Charlie, que muere no sin antes ayudar a Desmond a seguir adelante con la clarificación de los hechos. Así que las almas desaparecen de esta representación física, sólo para aguardar a los demás en otra, ya sea una proyección hacia el futuro, ya sea en una vida paralela.”
– Pues esta explicación me recuerda otra cosa: ¿cómo pueden recordar cosas que no les han pasado? Por ejemplo, en la vida espejo que defiendes, el matrimonio Kwon recuerda, durante la ecografía, que se ahogaron juntos, cuando eso sólo podría pasarles si se hubiese estrellado el avión, y hubiesen vuelto a la isla…
– Estamos en un estado metafísico. No existe el tiempo lineal. De hecho, este concepto lo intentan explicar con el tema de mover la isla en el espacio-tiempo, y luego, como antes decía, con el hecho de pensar que incluso las almas no estén todas muertas en el mismo tiempo. Por tanto, da igual que el matrimonio feliz no venga de haber pasado todo el tiempo en la isla. Más que nada porque tampoco es verdad que lo hayan pasado allá. La revelación es el juego del Purgatorio para ayudarles a darse cuenta de que están muertos. Quizá en el avión, quizá uno antes y otro después. Con esto, ¿yo diría que está todo explicado, ¿no?
– Uhmmm… no. ¿Y qué hay del oso polar?
– Jajajjaja. ¿Acaso los animales no pueden pasar por el purgatorio? Todos somos criaturas de Dios. Que forme parte de un experimento no significa que no esté ahí para expiar, también, sus pecados. De hecho estando en el experimento Dharma simplemente puede querer significar que está tan perdido como las almas que trabajan en la iniciativa.
– Ufff, ¿estás dando por hecho que los animales tienen sentimientos, y remordimientos?
– Sí claro. Los animales tienen alma. El tema es que no tienen consciencia de Dios. O eso creemos.
– Bueno vale, quizá mejor no entrar en eso… Todo lo que describes es complejo, pero tiene cierto sentido. Son of a bitch… Je. “Compro”, va.
– Perfecto pues, porque ahora me voy a rizar el rizo. La serie The Leftovers es la misma que Perdidos (Lost), pero condensada y mejorada.
– Whaaaaat?
– Unas personas que desaparecen repentinamente, y otras que tienen que lidiar con lo que ha pasado. Los “perdidos” y “los otros”. Bandos que luchan entre ellos, y un elegido que luego no resulta ser tal, que también tiene un antagonista. Incluso también se habla de infectarse, en uno de los mejores momentos de la primera temporada: Kevin está con su padre, que se ha escapado del manicomio (¿otra casualidad con Perdidos (Lost)? Y no hablemos ya de que Australia es el lugar en el que pasa todo lo relevante a nivel científico) para decirle que “ellos” le han elegido y tiene que comenzar a hacer caso a las voces. “¿Ahora tengo un propósito? Quieres infectarme”, le dice Kevin. ¡Qué maravilla! Qué forma de conectar las series y dar una pista tan reveladora sobre lo que estamos viendo. Los infectados son los que conocen la verdad, los que tienen fe. Los que encuentran la paz y desean ayudar a los demás. Los que saben que están muertos, en definitiva. En Perdidos (Lost) los franceses que viajan con Danielle son arrastrados por el monstruo y acaban infectados (otra referencia a que el monstruo no es maligno, al menos para alguien de fe), y Desmond está en cuarentena. En The Leftovers los infectados son los repudiados, también. Las dos series terminan con una fiesta tan importante como crucial: conocer la verdad. Y la diferencia entre las dos es que esa verdad está explicada de forma mucho más sutil en la segunda que en su predecesora, que en Perdidos (Lost). Porque ya no hacía falta volver a ser tan abiertos. Quien no quiera entenderlo, no lo hará. Será un espectador que nunca llegará a infectarse. Que no querrá abrazar la fe, o, al menos, dejar paso a la posibilidad de la existencia de una dimensión tan desconocida como viable. ¡Ah! Y en The Leftovers también se repite esa gran frase que es “¿lo entiendes ahora?”. Y también hay nacimientos de niños relevantes para dar continuidad con la reflexión para la ascensión. Y también hay personas que no mueren, y personajes con fe ciega en lo que está pasando. Por haber, hay hasta escotillas. Je.
The Leftovers consigue un formato en el que la imagen es tan importante como el diálogo para que afloren emociones (sin entrar en la maravillosa banda sonora que las acompaña). Porque son esas emociones las que nos conectan con lo incomprensible. Seguramente en esto falló Perdidos (Lost): supo atrapar a tanta gente con sus aventuras que obtuvo un rechazo globalizado cuando desveló sus verdaderas intenciones. Y seguramente por esto mismo, también, The Leftovers no alcanzó el éxito esperado: pocos querían repetir la mala experiencia. Pocos querían pertenecer al bando de los que recuerdan.
– Volveré a verla, Arantxa, porque ahora mismo soy incapaz de realizar esta conexión que tu expones tan claramente.
– Hazlo, Arantxa. The Leftovers es una de las mejores series de todos los tiempos, junta a A dos metros bajo tierra, y Carnivàle. Recuerda estas palabras. Curiosamente, eso sí, las tres giran en torno al bien y al mal, a la existencia del destino y del libre albedrío, a la vida y a la muerte, y cómo encararlas… creo sinceramente que tengo una obsesión con el tema. ¡Igual que Lindelof!
(Nota: la explicación aquí otorgada a Perdidos (Lost), y su vinculación con The Leftovers, no se ha contrastado con ninguna información adicional, ni oficial ni no oficial. Se trata simplemente de la visión del autor al finalizar el visionado de la serie completa. Puede, o no, ser la perseguida por los creadores, al igual que puede, o no, ser compartida y aprobada por los fans. Y esto es lo que otorga a la serie su respetado status de culto).
TRAILER – Perdidos (Lost, 2004-2010):
creo que la realidad es la proyeccion virtual de un estado de conciencia..