#Sitges2019N3, Duelo: fantasmas del pasado, presente y futuro
Dogs Don’t Wear Pants (Koirat eivät käytä housuja, J.-P. Valkeapää, Finlandia/Letonia, 2019, Noves Visions)
Suicide Tourist (Selvmordsturisten, Jonas Alexander Arnby, Dinamarca/Alemania/Noruega/Suecia/Francia, 2019, Oficial Fantàstic Competició)
Vif-Argent (Burning Ghost) (Íd., Stéphane Batut, Francia, 2019, Noves Visions – Especials)
Superar el miedo a morir. Quizá tarea imposible…. El concepto en sí escapa a nuestro entendimiento y poco, por no decir nada, queremos enfrentarnos a él. En una sociedad en la que la inmediatez es la clave de la supervivencia… ¿quién quiere plantearse el porqué de su propia muerte? ¿Quién tiene tiempo a pararse a pensar en cómo pasar al otro mundo? ¿Quién quiere despedirse de los suyos conscientemente?
Sufrir la pérdida de un ser amado. Recibir la noticia de que te queda poco tiempo de vida. Aceptar que, con el tiempo, acabarás por ser invisible…
Comenzamos esta 52a edición del Festival de Cine Fantástico de Sitges con tres notables films que comparten un mismo punto de partida: el duelo.
1. El fantasma de las navidades pasadas, o enfrentarte a ti mismo para rehacer tu vida
Dogs Don’t Wear Pants es de esas películas que te encuentras en Sitges y… acaban siendo una pequeña sorpresa.
Dogs Don’t Wear Pants
Abriéndose con la enigmática estampa de lo que parecen unas bucólicas vacaciones en familia que terminan con la pérdida de la madre, enseguida saltamos en el tiempo para conocer cómo lleva el marido, Juha, la muerte de su amada. Y lo lleva mal: sigue comprando el perfume de su mujer para masturbarse en la cama por las mañanas, antes de ir a trabajar como distinguido cardiólogo y después de que su hija, ya adolescente, salga hacia el colegio. Pero la casualidad, o el destino, hacen que una noche conozca a Mona, una dominatrix tan perdida como él (en su caso parece ser por la carga emocional de su trabajo con discapacitados), mientras espera a que su hija termine de colocarse un piercing en la lengua. Comenzará así una aventura que le llevará a conocerse a sí mismo y sus límites, a descubrir cómo enfrentarse al dolor y a compartir su duelo con personas que, como él, como Mona, encuentran en la materialización del dolor la vía de escape que necesitan para aceptar su soledad.
Pero lo mas importante es que no querrá esconderse. Y esta es una gran moraleja.
Descubrirse. Aceptarse. Compartir emociones y sentimientos con aquellos que te comprenden. Aunque sean una minoría.
Que otros sean capaces de tildar algunos actos como propios de enfermos mentales no debería importarnos. ¿Quién tiene derecho a llamarse “normal”?
El thriller psicológico que parece sea Dogs Don’t Wear Pants en su inicio, con un montaje extraño de imágenes evocadoras para comprender la situación, da paso enseguida a un film oscuro y perturbador, en el momento que Juha conoce a Mona. Las sombras y el neón irán apropiándose del film, a medida que este mundo de cuero y látex irrumpe en la vida, y el corazón, del hombre, y en completo contraste con su vida pública: un buen (y viudo) padre, y profesional. El paralelismo, aspecto principal del film, entre el ahogamiento en el lago de su mujer con el hecho de que él quiera ser asfixiado para alcanzar el éxtasis (y placer es, precisamente, imaginarse junto a su esposa en la casa del lago) responde a uno de los grandes deseos oscuros del ser humano: encontrar el perdón a través de la réplica de aquello que nos atormenta. Porque Juha siente (así nos lo transmiten las imágenes de la apertura, tan confusas como sus propios recuerdos) que fue su culpa la muerte de su esposa. Y ahora desea reencontrarse con ella y ser perdonado, aceptado de nuevo y reviviendo aquella perdida felicidad… sufriendo, a modo de redención.
Pero curiosamente, y es esta una de las mejores bazas del film, la oscuridad de Dogs Don’t Wear Pants se va difuminando en el último tercio, a medida que se esclarecen las intenciones de Juha para alcanzar, de nuevo, la felicidad. La felicidad de sentirse amado, por sí mismo y por otros. De reencontrarse como individuo, y no como “ex”.
Superar el pasado y avanzar, dándose la oportunidad de ser uno mismo, y no el “ex” de alguien, y de algo. El “ex” de una vida que no satisface.
El noir y su femme fatale se torna comedia negra, y culmina astutamente casi como comedia romántica, con una escena para la esperanza: él riendo a carcajadas, ataviado únicamente con cinturones de cuero, en medio de una peculiar sala de baile. Juha, el film, no puede presentarse ya “fosfórito clandestino”. La luz ilumina la sala, y se centra en Juha y Mona. Porque los dos, por fin, pueden sentirse libres de culpa. Libres de pensamiento. Libres del recuerdo, y de las obligaciones que éste acarrea.
Obligaciones. ¿Quién nos las impone?
2. El fantasma de las navidades presentes, o el derecho a decidir
Una excursión a las montañas para morir. Esto es Suicide Tourist.
Suicide Tourist
A base de microflashbacks y flashforwards efectivos que mantienen la tensión del espectador, conocemos a Max, al que le diagnostican un cáncer cerebral tras sufrir un ataque en el trabajo. Con nulas posibilidades de recuperación, decide terminar con su vida en el momento, circunstancias y lugar de su antojo, con la ayuda de la empresa Aurora.
Aurora pone a disposición del cliente todo lo que necesite para conseguir morir. Pero no permitirá que se cambie de opinión….
Se es libre para morir pero no para vivir. En verdad Suicide Tourist, más allá de defender la libertad de elegir sobre nuestra propia vida y muerte, denuncia que no somos libres para nada. Creemos que podemos decidir, y en cambio es una simple ilusión que acabamos comprando para no sufrir.
En Suicide Tourist fantasía y realidad van de la mano en un juego que recuerda en primera instancia a Abre los ojos (Alejandro Amenábar, 1997) (o a Vanilla Sky – Íd., Cameron Crowe, 2001-, no nos discutamos), sobre todo porque puede decirse que hay una escena clave (léase en el puerto) a partir de la cuál todo lo acontecido podría estar en la mente del protagonista (cómo consigue los datos de Aurora se produce con una llamada telefónica muy poco verosímil… línea que se refuerza con la escena del lago helado), y que continúa con una serie de enrevesados giros (siempre en torno al cambio de idea y/o falta de predisposición a cumplir el objetivo: morir), cuya finalidad básica es confundir al espectador tanto com lo está el protagonista del film (y que traen a la mente esa genialidad de Denis Villeneuve que es Enemy – Íd., 2013).
La ambigüedad buscada mantiene la atención, si bien es cierto que intenta confundir tanto que termina por incluir en el metraje algunos pasajes injustificables (como puede bien ser el del oído interno arrancado sin venir a cuento, aunque se presuponga se trata de un sueño), y otros que habría valido la pena llevar un poco más al extremo (como es esa carrera en el hielo para encontrarse, como todo parece indicar, consigo mismo). En cualquier caso, Suicide Tourist consigue llamar la atención tanto hacia su abierta propuesta de un suicidio asistido sin penalización legal como hacia el “pero” que la condena, sin acabar finalmente (y astutamente) de posicionar con el film la balanza hacia el pro o el contra de cada argumentario: ser dueño de nuestro propio final, sí, pero… ¿están en sus plenas facultades las personas que desean suicidarse?¿Debemos cumplir sus últimas voluntades, aun sabiendo atentan contra su propia existencia?
Existencia. Existir. Dar un sentido a nuestra vida. Difícil respuesta.
3. El fantasma de las navidades futuras, o superar la pérdida. Incluso de uno mismo
La gran sorpresa del primer día de festival ha sido Vif-Argent, una hermosa fábula sobre la vida y la muerte, sobre la aceptación del desamor, pero también, y de forma encubierta, sobre la necesidad de integración del inmigrante.
Vif-Argent
La idea de partida es apabullante: un joven, Juste, se levanta del suelo y se da cuenta de que no le hacen caso, de que parece invisible para los demás. Sólo un hombre le socorre, y lo lleva a la “doctora”. Tras ser incapaz de, tal y como ella le pide, relatar un solo recuerdo de su vida, le propone que se quede a trabajar con ella… y pronto sabremos que será un “alma” en la tierra que ayudará durante años a los recién muertos a “pasar al otro lado”.
La poesía visual recoge el testigo durante buena parte del film, cuando Juste se dedique a ayudar a las personas a darse cuenta de que deben partir. La sencillez de la puesta en escena triunfa por permitir al espectador, gracias a primerísimos planos y largos travellings, a entrar en el juego irreal de la propuesta. Pocos diálogos y un muy buen guion marcan el avance de un film que pronto entrará en su cuestión principal: ¿cómo avanzar, cómo superar el duelo de dejar en este mundo tanto amor, tanta esperanza?
Una italiana, un marroquí… todos emigrantes, todos invisibles. La doble lectura del film está al alcance de todos: ¿qué significa dejar este mundo? Vivos-muertos, país de origen-país de llegada… todos dejamos algo atrás, y todos necesitamos una oportunidad. A veces nos es fácil mirar hacia adelante. A veces, sólo nos queda vivir de recuerdos, mantener en nuestras mentes, en nuestra piel, a aquellos que nos hicieron felices, e intentar que esas antiguas imágenes sean el sustento de una nueva vida. Vif-Argent es hermosa en su composición, en su mensaje y en su realista moraleja, y regala algunas reflexiones dignas de ser retenidas. Como ésta:
“- Puede que mañana me hayas olvidado.
– Pues quedémonos juntos, y así siempre será el presente.”
TRAILER – Dogs Don’t Wear Pants (Koirat eivät käytä housuja, J.-P. Valkeapää, Finlandia/Letonia, 2019, Noves Visions):
TRAILER – Suicide Tourist (Selvmordsturisten, Jonas Alexander Arnby, Dinamarca/Alemania/Noruega/Suecia/Francia, 2019, Oficial Fantàstic Competició):
TRAILER – Vif-Argent (Burning Ghost) (Íd., Stéphane Batut, Francia, 2019, Noves Visions – Especials):