The Handmaiden (Park Chan-wook, 2016, Corea del Sur, Oficial Fantàstic Competició)
The Neon Demon (Nicholas Winding Refn, 2016, EEUU/Francia/Dinamarca, Oficial Fantàstic Competició)
Le secret de la chambre noire (Kiyoshi Kurosawa, 2016, Francia/Bélgica/Japón, Noves Visions One)
Belleza. En el argumento, en las imágenes, en los protagonistas, en la finalidad de la historia… y en el triunfo de unas difíciles propuestas.
Ambición. Para superar a otro, o a uno mismo. Para ganar más dinero. Para ser feliz.
Empezamos #Sitges2016N5: Belleza y Ambición hablando de… The Handmaiden.
Park Chan-wook firma un film en el que la trama parece también un manipulador quinto personaje, y es que el juego de equívocos se desarrolla y evoluciona al mismo tiempo que llegamos a conocer la personalidad e intenciones de sus cuatro principales implicados (a saber: el acaudalado tío, su sobrina, la ladrona y el conde impostor), a través de los tres capítulos en los que el director divide el film.
La ladrona se convertirá en la criada personal de la frágil sobrina, compinchada con el falsificador que se hace pasar por conde para robar a la muchacha y acabar internándola en un manicomio. Pero a media que avance el film veremos que no todo es tan claro como parece…. y es que ni los más inocentes lo son tanto, ni los más malos son tan insensibles.
El director se aprovecha de las posibilidades que un cuento gótico puede aportar a su elegante forma de filmar para mostrar una historia en la que es clave conocer los distintos puntos de vista de los protagonistas, y para ello se sirve de realizar varias repeticiones las mismas escenas, jugando a hacer sobrevolar la cámara alrededor de cada personaje, de forma que podamos sentir, casi físicamente, los gestos y emociones que provoca en cada uno de ellos un mismo acontecimiento.
Esta doble (y triple) visión, además, le permite jugar con el espectador a la hora de descubrirle las múltiples capas de cada uno de los protagonistas, desvelando gradualmente la respuesta a imágenes no explicadas (la soga colgando del cerezo, el regalo de bodas, etc.), o ampliando, poco a poco, el soez universo, para estupor del que lo está viendo. Porque The Haindmaiden va más allá de la típica trama de equívocos, y utiliza los silencios, la luminosidad y color otorgado a cada escenario (y personaje), pero sobre todo la milimetrada posición de la cámara, para no dejar indiferente. O, mejor dicho: para evitar que caigamos en el engaño de quedarnos exclusivamente con la vertiente más erótica de la película, en la que sadomasoquismo, erotismo y morbo también aparecen y se entrelazan si. Pero toda esta “perversión” tiene un significado.
The Handmaiden
El film esconde una sutil visión sobre la insana relación a lo largo de los años entre Corea y Japón. El director no esconde sus intenciones, y se nota disfruta de cómo está preparando el terreno para acabar hablando de ello. Empezando por diferenciar varias castas, por ensalzar un país frente a otro en boca de uno de los personajes menos queridos por el espectador, y siempre haciendo que los idiomas se entremezclen en boca de todos los (malvados) personajes… The Handmaiden entretiene a un nivel superficial a los más morbosos, enamora a los más exigentes y sorprende por su metaficción. Pero en todos los casos, la belleza de sus imágenes autoexplicativas, atrapa.
Pasamos a The Neon Demon. La belleza del último film de Nicolas Winding Refn también la encontramos en sus espectaculares, y simétricas, imágenes. Y si en The Handmaiden encontramos imágenes cálidas, este director presenta una propuesta basada en la fría iluminación de sus luces de neón (azul, rojo y dorado) que realza tanto la estética buscada como el tema principal.
The Neon Demon
Porque la (necesaria) belleza es, directamente, el tema de la película. Nicolas Winding Refn se adentra en el mundo de la moda para mostrar, no tanto sus entresijos, sino que la belleza es la culminación del ser humano y, por tanto, de la obra que él nos presenta.
Adivinamos sus intenciones desde buen inicio, en el plano que abre el film, y que es tan perfecto que resume, directamente, todos los acontecimientos que se van a presentar durante el metraje: nuestra joven protagonista yace estirada en un sofá, maquillada con tinte rojo, con un posado que emula su propia muerte, rodeada de los colores que salpicarán el film (dorado éxito, azul envidia, rojo sangre).
(In)mortal belleza.
El director evoluciona la estética con la que ya comenzó a experimentar en sus anteriores films (antes que en Drive – 2011 – ya vislumbrábamos estas intenciones en Valhalla Rising – 2009-, por ejemplo, aunque bien es verdad que desde la protagonizada por Ryan Gosling, Nicolas Winding Refn potencia mucho más la hermosura de la estática estética), llevando ahora la pose a su máxima expresión (y por tanto haciendo exponencial la relación con la trama). Así que sí, The Neon Demon parte de pura estética para convertirse en un film que nos recuerda a las incursiones de David Cronenberg en la nueva carne, no por hablar aquí de la fusión con máquinas, pero sí en el sentido de la transformación del ser humano… hacia un mecánico y letal monstruo sin remordimientos. Un ser dominado por su ambición, tal y como muestran las escenas más reveladoras del film. Es más: The Neon Demon nos recuerda, por la similitud el tema (además de sus “limpias” imágenes), al film del Cronenberg hijo, su asombroso debut Antiviral (Íd., Brandon Cronenberg, 2012).
Pero, como siempre, Nicolas Winding Refn irá más allá: jugará con la transformación del género, con la iluminación y encuadres simétricos que ya comentábamos, con los silencios de sus personajes y, como ya hacía en la historia de venganza Sólo Dios perdona (Only God Forgives, 2013), dirá lo que realmente piensa de su protagonista y del mundo en el que quiere vivir a través de diversos simbolismos y metáforas. No en vano vemos a varios felinos, incluso disecados (y esto no es baladí en la película) que acompañan a la niña protagonista en varios momentos clave del film, o la continua presencia de un prisma que refleja la transformación de la protagonista en sus distintas facetas a medida que va conociendo más y mejor el mundo en el que trabaja…
The Neon Demon es bella, extraordinaria, en su frialdad. Y Le secret de la chambre noire lo es por su metáfora del daguerrotipo para representar la muerte de la autenticidad y, por encima de todo, la depravación social.
Kurosawa nos presenta un film de misterio en el que incurre el subgénero sobrenatural en forma de la presencia de fantasmas. El protagonista del film es un viejo fotógrafo amargado por haber conseguido lo que más deseaba en el mundo: la inmortalidad de sus seres queridos. Haciendo posar a su mujer e hija, inmóviles, durante horas y horas para reproducir fotografías con la antigua técnica, consigue captar su alma… y que ronden la casa eternamente, a su lado.
Le secret de la chambre noire (Daguerrotype)
Esa es la premisa del film, pero no su temática. Con la excusa de las apariciones, el director desarrolla sus verdaderas intenciones: el joven ayudante del fotógrafo transformará su personalidad en cuanto haya mucho dinero de por medio. De entregado aprendiz pasará a confabular con influyentes personalidades para conseguir que el fotógrafo venda su casa, llevándose él una importante comisión.
Así que la tensión conseguida con el pausado avance del film, las apariciones de las hermosas damas vestidas de época al fondo de los planos acompañadas de una sutil banda sonora que no nos permite relajarnos en ningún momento, la decisión de dejar la cámara estática para que no nos veamos influenciados por su movimiento… sirven para concienciarnos de que hemos perdido el oremus. De que, en mayor o menor medida, queremos apropiarnos de la inocencia de otros… y de que hemos caído en las garras de la arrogancia, y nos creemos superiores.
Debemos volver a conectar con nuestros principios.
Kurosawa, además, dejará la puerta abierta para la interpretación de las apariciones. ¿Son reales, o producto de la imaginación del fotógrafo y su aprendiz? En cualquier caso, los fantasmas representarán la bondad y abnegación de un tipo de personas que se conforma con poco, y que, desgraciadamente, ya no existe en abundancia. La belleza de unas fotografías que necesitan de mucho amor, y tiempo, para ser creadas, contrastará con la falta de tiempo de una sociedad que va corriendo a todas partes, sin pensar en los demás, ni entregar una pizca de su riqueza para que otros puedan vivir mejor.
De esta forma, la belleza de Le secret de la chambre noire radica en haber conseguido recordarnos un estilo artesano, en el que las prisas por saber el final, o porque pasen cosas, malbaratan la película. Además, el estilo referente de Kurosawa en el film evoca al mejor Hitchcock. Kurosawa homenajea a un maestro del suspense, y nos devuelve, a su vez, a una época mucho más naïve… y hermosa.
TRAILER – The Handmaiden:
TRAILER – The Neon Demon:
TRAILER – Le secret de la chambre noire (Daguerrotype):
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