#DocsBarcelona2017N4: Amor. De familia, comunidad, sociedad y religión.
Un padre (Íd., Víctor Forniés, España/Francia, 2016, Latitud)
Ukrainian Sheriffs (Íd., Roman Bondarchuk, Ucrania, 2015, Panorama)
Siberian Love (Íd., Olga Delane, Alemania, 2016, Panorama)
Amor a uno mismo, a tu pareja, a tu familia.
Amor a tu comunidad. Amor a tu país. Amor a la naturaleza. Amor a Dios.
Hay muchos tipos de amor. Y hay muchas formas de expresarlo.
Víctor Forniés decide escribir una carta en imágenes a su padre en Un padre. Una carta íntima, que ensalza la vida de un hombre sencillo pero, sobre todo, una carta que reflexiona sobre la relación entre ellos dos. Gestos, miradas, silencios o conversaciones aparentemente vacuas llenan de significado un documental con el que muchos acabamos identificándonos.
Un padre
Forniés encuadra a su padre en cualquier plano del film. Sólo se permite que no aparezca cuando la cámara divaga, se pierde en el cielo, vuelve a bajar a los árboles del bosque, filma de pasada a los callados parientes… sólo se permite que no aparezca cuando es necesario instarnos a reflexionar, no a seguir sus explicaciones.
Porque el director explica una vida humilde, pero llena de sufrimiento interiorizado. El documental avanza y nos transporta a la guerra civil, sólo a través de sacar a relucir que Víctor no sabe casi nada de su abuelo, porque su padre nunca se ha mostrado abierto con el tema. Les seguimos en el trabajo, les seguimos paseando, les seguimos en la exhumación de la fosa común. Y les seguimos cuando comienzan a abrirse el uno al otro. Poco a poco, pero más que en los últimos cuarenta años.
Con Un padre Forniés consigue arrastrarnos a sus pensamientos, ilustrados con bellas y minimalistas imágenes, captando una relación que comprendemos rápidamente ya que, en algunos o en todos sus aspectos, es la que muchos hemos podido vivir. Porque se llevan muchos años, y las generaciones han visto ya saltos muy amplios. Porque sus intereses son completamente distintos. Porque su carácter es muy cerrado… El director (nos/se) descubre el profundo vínculo existente, creado año tras año más a base de esfuerzo y valentía que de amor. Pero, una vez descubierto, se cuestionará, con esa voz en off que nos acompaña durante todo el poético relato/documental, el por qué no ha fluido así desde buen inicio, el por qué son tan iguales…
Un padre resulta, a nivel individual, un perfecto complemento a la búsqueda de la naturaleza de la relación madre-hija de Amazona (Íd., Clare Weiskopf, 2016) y You Have No Idea How Much I Love You (Íd., Paweł Łoziński, 2016) y, a nivel social, un documental sobre la memoria histórica española capaz de conmover a espectadores de cualquier lugar del mundo. Porque el padre ama a su hijo tanto como ama a un padre que no llegó a disfrutar. El padre ama su vida, a su comunidad, e incluso a un país que le debe mucho. El padre ama a Dios, porque aunque le ha privado de plena felicidad durante muchos años, él considera que por algo habrá sido. Y el hijo… el hijo se da cuenta de que ama lo mismo que ama su padre. Incluso al hijo que aún no conoce.
El amor conlleva respeto, y angustia pro el otro. Y esos son los sentimientos que acaban aflorando, dentro y fuera del film, en un documental que, escondiendo sus verdaderas intenciones tras la peculiaridad de los habitantes del pueblo, intenta acercarnos, como Un padre, a una temática de mayor calado. Hablamos de Ukrainian Sheriffs.
Ukrainian Sheriffs
No exageramos al escribir que los habitantes de este remoto pueblo parecen ser la demostración de que todo el imaginario Fargo (Íd., Joel Cohen, Ethan Coen, 1996) es posible. Comenzando por los dos protagonistas, los sheriffs de este peculiar paraje, hasta el cansado alcande, pasando por los vagabundos o estrambóticos nacionalistas, seguiremos los insólitos casos de los que deben ocuparse. Desde un hombre que se pasea con un hacha hasta, por ejemplo, el supuesto suicidio de alguien muy querido en el pueblo, los sucesos se van agolpando, con mayor o menor interés, y se “rellenan” con los preparativos de la celebración de la independencia, con las noticias de que Rúsia desea que vuelva a formar parte de su territorio, y con el tener que llevar a los hombres del pueblo la notificación de que son requeridos por el ejército de su país.
Es entonces cuando nos damos cuenta de que la excusa de seguir a los sheriffs es, precisamente, eso.
Conocer a la comunidad permite empatizar con ellos cuando el aviso de guerra inminente llega al pueblo. El director sabe cómo introducir el tema, y cómo mostrar la forma en la que una noticia de tal relevancia alcanza a las zonas más remotas del país, y a unos habitantes que lejos están de conocer qué es una guerra. Las actuaciones diarias de los sheriffs transmiten el amor que sienten por sus vecinos, sean éstos más o menos honrados, más o menos justos. Y transmiten también la angustia de que la buena relación se pierda por culpa de una guerra que, si no fuese por las misivas, les queda tan remota que quizá ni la viesen llegar (muy diferente a que no la sientan como propia).
Un país dividido entre la nostalgia y la autonomía… y con mucho amor propio.
Miedo al pasado, incertidumbre en el presente y esperanza en el futuro unen dos films tan dispares como universales, Un padre y Ukrainian Sheriffs, y nos permiten mirar atrás, desde el amor… y sin querer repetir errores.
Amor, y errores. En pleno siglo XXI, parece inconcebible que sigan existiendo rincones en el mundo como el retratado en Grab and Run (Íd., Roser Corella, 2017) pero, sin el escabroso punto de partida de la anterior, Siberian Love plasma en sus imágenes el mismo tipo de amor. O desamor.
Siberian Love
La premisa es sencilla: una cosmopolita artista independiente viaja desde Berlín a la tierra de sus familiares, en Siberia, para conseguir saber qué aporta y, en definitiva, qué es el amor que tanto intentan hacerle descubrir y que tan felices les hace.
Amor es casarse y tener hijos, el destino del sexo femenino. En eso coinciden tanto hombres como mujeres. Las opiniones de los entrevistados, en un entorno y ambiente distendido (mientras friegan los platos o arreglan el huerto… Se palpa el trabajo del equipo de filmación para conseguir que se abran, aunque sea mínimanete, a sus preguntas), ya comienzan a ser más dispares si se habla de sumisión, de acatar órdenes. En cualquier caso, la directora, como la propia Corella, se limitará a filmar el día a día de distintas familias. Dar de comer a los cerdos, hacer la comida, lavar la ropa. Celebrar una boda, ir al baile. Pero también hablar sobre el feminismo, la libertad, las ansias de conocer qué es la ciudad y experimentar nuevas sensaciones.
Hermosos paisajes y mucha naturalidad, y tranquilidad, es lo que Delane se (nos) lleva de su experiencia. También, mucha rutina. Un viaje personal que ha querido compartir en este formato, pero del que no quiere acabe diluyéndose su objetivo principal. Es por eso que el metraje se inicia y acaba con ella misma, y durante el film intenta que su figura, a parte de la voz que oímos tras la cámara realizando todas las preguntas, aparezca también en pantalla: ella, que representa todo lo contrario a lo que está (estamos) viviendo, equilibra la balanza con la “civilización”, tal y como llegan a achacarle a ella y a todas las mujeres de Europa.
Será el espectador quien deba decidir si lo retratado puede identificarse como amor; si es amor o necesidad de seguir creyendo en el destino; si es amor, o profundo cariño por exceso de convivencia. En definitiva: si es amor, y si ese tipo de amor funciona a cualquier nivel, edad, educación y creencias.
TRAILER – Un padre:
TRAILER – Ukrainian Sheriffs:
TRAILER – Siberian Love:
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