#Americana2018N6 (vida)

#Americana2017N6. Vida: como definición, como objetivo, como crepúsculo

 

Lemon (Íd., Janicza Bravo, USA, 2017, Next)
Dina (Íd., Antonio Santini, Dan Sickles, USA, 2017, Docs)
Lucky (Íd., John Carroll Lynch, USA, 2017, Tops)

 

Algunos creen en el destino, otros piensan que pasamos por aquí, sin más. Algunos analizan cada episodio de su vida, otros dejan que fluya, sin preocupaciones. Algunos aprenden a apreciarla, otros nunca tendrán por qué hacerlo. Pero para todos llegará un punto en que será necesario decidir cómo enfrentarse a su falta. Con más o menos preparativos. Con más o menos autocrítica.

 

Lemon

 

Lemon puede definirse como la destilación de la vida, puesta en imágenes. La vida de alguien considerado normal: profesor de teatro, clase media, felizmente casado… hasta que su mujer le abandona. Comenzará entonces la sucesión de actos, también normales dadas las circunstancias: aparentar normalidad ante los amigos y familia; buscar una nueva compañera; deprimirse por no poder recuperar a la pareja que consideraba ideal; asumir que todo se acabó y continuar con la propia existencia…. Pero la particularidad de Lemon es que todo lo que ocurre en pantalla es la esencia de nuestros comportamientos, de nuestras relaciones, y de nuestras decisiones, representadas para un momento clave de la vida de cualquier persona, en este caso esa fase de crisis que es vivir los cuarenta, los nuevos treinta. Diálogos absurdos condensan el día a día, el cómo enfrentarse al trabajo, a un entorno formado por personas más o menos allegadas, y con más o menos problemas, similares a los nuestros/los del protagonista. Estéticamente minimalista y con encuadres muy estudiados (además de un inicio y final que da cuenta de cómo se cierra el círculo del lamentable episodio vital sufrido por el profesor: con un travelling lateral  hacia la derecha al principio, hacia la izquierda al final), el éxito de Lemon reside en la falta de expresividad con la que todos los personajes actúan. Porque, como presentaba Sergi Morera al inicio de la sesión, lo que se pretende es reducir al máximo tanto la comicidad como la dramaturgia de lo que nos pasa diariamente. Cada espectador decidirá si le gusta o no lo que ve… aunque con toda probabilidad acabará decidiendo que la vida, en esencia, es tan absurda como el film.

Así que lejos de lo que aparenta en un primer momento (una sucesión de sketches sin sentido, algunos más hilarantes que otros), y aunque es imposible no compararla con la extraordinaria Realité (Íd., Quentin Dupieux, 2014) o con Una paloma se posó en una rama a reflexionar sobre la existencia (En duva satt på en gren och funderade på tillvaron, Roy Anderson, 2014), Lemon presenta una propuesta coherente, hilarante pero a veces hiriente (sobre todo para aquél que se sienta más identificado con las escenas que se van sucediendo), y, por encima de todo, tan absurda como la vida misma. Es, en suma, la película imprescindible de este Americana 2018.

Lemon presenta los ¿problemas? del ciudadano medio occidental, y muestra lo cómicos que podemos llegar a parecer a los ojos de los demás, y de nosotros mismos, si nos paramos a pensar en cómo actuamos, cómo nos tomamos algunas situaciones, como si de grandes derrotas se tratara. En cambio, la finalidad de Dina es presentar la vitalidad de alguien que, sin haber tenido tantas oportunidades como el profesor, como nosotros mismos, sigue amando, y disfrutando, de la vida. Se sigue aferrando a ella, sin tirar la toalla.

 

Dina

 

Los directores del documental toman la decisión de ser completamente imparciales ante lo mostrado. De hecho, todos los planos son generales o americanos, y fijos. Se respeta una distancia, y no se sobrepasa nunca. Sencillamente, se rueda lo que ocurre, y se monta para un espectador que inicialmente puede sentirse molesto por su condición de voyeur (más por los temas que se tocan), pero que se va acostumbrando al rol designado, disfrutando de la vida de una Dina que pese a ser autista, a haber sufrido un accidente, haber perdido a su primer marido y sufrido maltratos y vejaciones por otra pareja (presentados en el film con la única secuencia que se desmarca del formato autoimpuesto, además de las imágenes de archivo recuperadas su primera boda)… quiere poner lo mejor de ella misma en su nueva relación, con alguien incluso más apartado que ella por la sociedad.

Y es que, a medida que avanza el film, el verdadero protagonista es su pareja, Scott, y no Dina. La sensación es que Dina acaba siendo la excusa para presentar el verdadero motivo del film: demostrar que no debemos menospreciar a las personas con discapacidad, porque seguramente son mucho mejores, y más humanas, que los que no las sufrimos. No hay más que ver cómo Scott trata a Dina…. muchos querríamos eso para nosotros mismos.

Así que Dina y Scott acaban siendo una inspiración, una pareja que nos deja una sonrisa amarga en los labios. Igual que Lucky. Porque si Dina habla de no rendirse nunca y de las segundas (o terceras) oportunidades, Lucky es una filosófica reflexión sobre la vida, cuando estamos a punto de quedarnos sin ella.

 

Lucky

 

John Carroll Lynch, famoso actor secundario, se pasa a la dirección para realizar un film íntimo, que roza el western épico sin renunciar a incluir en él un punto de absurdidad, con un Harry Dean Stanton que llevó el peso de todo el film. Carroll explota al máximo a su actor principal, en el buen sentido: extrae una magistral interpretación para un hombre, actor y personaje, que debe resignarse a lo que significa hacerse mayor, y que ya está en ese momento de su vida en el que puede dar consejos, pero también evitar que se los den a él. Lucky sobrevuela continuamente un humor cínico pero agradable, pero su guion también está lleno de metáforas (David Lynch y su galápago centenario), de momentos entrañables (el abrazo con la chica del pueblo que va a su casa a visitarle, preocupada), e incluso de muy velada crítica al patriotismo. Pero sobre todo está lleno de frases lapidarias que invitan a la reflexión (“el realismo existe”).  Lucky exalta lo bonito que es llegar al crepúsculo de la vida y poder reflexionar lúcidamente sobre ella, pero también exalta que no es necesario llegar a ese momento vital para sentirse en paz con uno mismo y saber enfrentarse a la muerte, y la vida. Y lo hace con un elenco de personajes (con artistas invitados de lujo) o historias dispares. Porque todos somos tan diferentes, como iguales. Holgazanes o puro nervio, todos nos complementamos. Y todos debemos respetarnos, y valorar nuestra vida, y la de los que nos rodean.

 

Trailer – Lemon:

Trailer – Dina:

Trailer – Luchy:

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Apasionada del cine y en especial del subgénero de viajes en el tiempo, estudia un Máster en crítica cinematográfica (2008-2009) y se convierte en redactora en El Espectador Imaginario hasta 2011, año en el que cofunda Cine Divergente. Redactora en Miradas de cine desde 2013 y cocoordinadora de su sección de Actualidad desde 2016, además de ser miembro de la ACCEC (Asociación Catalana de la Crítica y Escritura Cinematográfica) desde 2014 (y de su Junta de 2015 a 2019), en los últimos años ha publicado críticas y ensayos cinematográficos, cubierto festivales, participado en programas radiofónicos especializados y colaborado en los libros 'Steampunk Cinema' (Ed. Tyrannosaurus Books, 2013), 'Miradas: 2002-2019' (Ed. Macnulti, 2019), 'El amor en 100 películas' (Ed. Arkadin, pdte. publicación) y 'David Fincher: autoría líquida' (Ed. MacNulti, pdte. publicación). Ahora, y tras cursar un Máster en Gestión Cultural (2016-2018, UOC)- y un Máster en Filosofía (2020-2022) para obtener una visión completamente holística y complementaria también a sus estudios de Ingeniería, amplía sus textos críticos más allá del cine, entrando también en la ficción, y quiere demostrar que "la" realidad no existe y es producto de nuestra imaginación.

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