#Americana2017N3 (manipulación)

#Americana2017N3: Manipulación: de cabras, políticos y distopías con aires de grandeza

 

 

Goat (Íd., Andrew Neel, USA, 2016, Tops)
Weiner (Íd., Josh Kriegman, Elyse Steinberg, USA, 2016, Movistar+)
Creative Control (Íd., Benjamin Dickinson, USA, 2015, Next)

 

¿Hasta qué punto estamos dispuestos a humillarnos para pertenecer a un grupo? ¿Hasta qué punto la lucha por unos ideales merece soportar el desprecio global, aun habiendo pedido perdón? ¿Hasta qué punto podemos culpar a los demás de haber actuado de una forma concreta, de haber tomado unas decisiones que nos han llevado a donde estamos?

Es curioso. En la cronica anterior del Americana 2017 hablábamos de la soledad que aparece por no sentirse integrado en el entorno en el que se vive. Una soledad que puede ser autoimpuesta, o com resultado de un rechazo social, o personal. Aquí, vamos a hablar de una manipulación que puede derivar en esa soledad. Pero no exclusivamente de la que sentimos en cuanto a presión social, sino, y mucho más interesante, de la que propiciamos nosotros mismos con nuestros pensamientos y decisiones.

Comenzamos con Goat. Apadrinada por James Franco, que como ya es habitual se reserva un pequeño pero jugoso papel, el film destaca por la crudeza con la que muestra las pruebas de iniciación para entrar en una fraternidad universitaria.

 

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Goat

 

Sin posicionarse claramente, simplemente mostrando las novatadas que deben superarse y el día a día de unos universitarios que cabalgan entre los estudios y las fiestas desenfrenadas, el film presenta las dudas de uno de los aspirantes a seguir el “juego” tras haber sufrido una agresión pocos meses antes. Y es esta comparativa, entre el pensar que no se supo reaccionar correctamente en aquella paliza y la sumisión ante los “torturadores” de la fraternidad, el análisis más interesante del film: el miedo a que vuelva a pasar le empuja a querer sentirse integrado, mientras que el querer entrar en una fraternidad y ponerse a disposición de las vejaciones de sus socios es, per se, una manera ¿inconsciente? de querer revivir el atraco.

A partir de aquí, el film pierde mucho interés: el triunfalista desenlace se nos antoja bastante poco creíble (y sí, estamos en un film basado en hechos reales), y nos quedamos con las ganas de saber qué fue del chico y si sufrió bullying, rechazo o simplemente fue ignorado en el año académico siguiente. Fuese cual fuese el caso, seguramente no acabó demasiado bien.
De las presión de unas pruebas universitarias y sentir el acoso de un grupo, al excelente documental Weiner, en el que la presentación de presión mediática, la tergiversación de la actualidad y la falta de sinceridad consigo mismo hacen del documental uno de los mejores films de Americana 2017.

 

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Weiner

 

Con un ritmo trepidante, los directores hacen un repaso de la carrera de Wiener antes de los títulos de crédito: congresista demócrata estadounidense, en 2011 tuvo que retirarse de unas elecciones por un escándalo sexual: se descubrió que mantenía cibersexo con desconocidas. El acoso y derribo de la época se muestra con pequeños flashes de las noticias y programas de entretenimiento más relevantes del país (programas herederos de la época de Christine, por cierto) y, para el espectador europeo, este hipócrita circo ya es suficientemente interesante como para querer conocer a este personaje… pero lo mejor está por llegar.

El documental pretendía ser el testigo de la vuelta al mundo de la política de este congresista, y en concreto de su candidatura como alcalde de Nueva York. Seguimos con el circo, ahora desde el punto de vista del candidato y no desde el de un pueblo que puede tolerar la violencia en las escuelas pero no el sexo extramatrimonial: le vemos aparecer en múltiples actos de campaña, pero también observamos cómo los prepara en sus instalaciones de campaña. La trampa, la manipulación del político hacia los votantes queda expuesta y, para sorpresa del espectador, no hay ningún tipo de reparo en ser mostrada. Desde cómo preparar un speech con gancho hasta la forma en que se recaudan miles de dólares con llamadas personales a amigos de los que ni recuerdan sus datos (y de los que deben revisar su ficha personal para seguir la conversación telefónica sin equivocarse en cuanto a nombres de hijos, trabajo, etc.), Wiener desentraña y deja expuesto a la mirada del espectador todo el trabajo de un político con buenas ideas, pero con tal deseo de ganar que parece perderse en su propio personaje.

Cuando un segundo escándalo sale a la luz, el trabajo de los directores del documental se hace evidente: acompañando en todo momento a Wiener y su esposa, consiguen estar presentes en todas las decisiones de la pareja a la hora de establecer la estrategia para continuar con la campaña. Las trepidantes imágenes de los medios se combinan con las reflexivas conversaciones de la pareja, con los llantos, con la amargura. Weiner llega a su momento cumbre cuando una persona del equipo de grabación le dice al político: “¿Por qué me has dejado grabar esto?”. Interesante: el político ha sido filmado hablando a cámara de forma tan sincera y abierta, que incluso la persona que lleva tantos meses siguiéndole se siente incómoda. Este es el gran valor del documentalista, que opta, además, por dejar la escena en el montaje final: información veraz por encima de todo.

Así que Weiner es el retrato de un político que sale de los infiernos para volver a ellos de lleno, pero también es un canto a la esperanza, a no dejarse humillar, a luchar por uno mismo. Y un testimonio clave sobre cómo nos gusta regodearnos ante el sufrimiento de los demás: repetir y repetir en antena las pruebas de un escándalo superado por el núcleo familiar… ¿están interesados los votantes?¿tienen éstos derecho a seguir sintiéndose (falsamente) ofendidos por los actos de alguien que ha sido perdonado en el entorno que realmente importa?

Pero Weiner es, además, un testigo accidental sobre cómo las nuevas tecnologías pueden arruinar la carrera de un político, y alimentar las filias de una persona. El propio candidato reflexiona ante la cámara, arrepintiéndose a la vez que echando la culpa a las redes sociales de cómo han influido en sus problemas a la hora de relacionarse con la gente. Increíble: la búsqueda de la excusa para no enfrentarse a sus propias emociones se ve contrarrestada, fulminada, otra vez, por la intervención del reportero: “¿Te das cuenta de lo que te cuesta hablar de tus propios sentimientos?”.

Y si alguien como Weiner puede culpar a la manipulación de los medios y la tecnología del resurgir de sus escándalos sexuales… vamos a imaginar qué puede pasar si llega a nuestras vidas las gafas Aumenta, de Creative Control.

 

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Creative Control

 

Reconozco que Creative Control me ha sorprendido. No tanto por una  premisa que hemos visto, con mayor profundidad y resultados, en distopías como Black Mirror, sino por atreverse a comparar a su protagonista con el de Barry Lyndon (abiertamente, además: el uso de las piezas musicales más significativas del film de Kubrick – 1975-, junto a la aparición de la alfombra de El Resplandor – The Shining, 1980-, son buena prueba de ello). Y sí, la verdad es que podemos comprar la actualización, porque David es el nuevo Barry: quiere conseguir todo lo que desea, y se esforzará para tenerlo. Pero sus metas, alcanzables, le llevarán a la miseria. Otra cosa es que sea consciente de ello.

Tecnología y drogas como base de una sociedad de inminente creación, y  manipulación. Física y mental.

David es un ejecutivo del mundo del marketing al que se le encarga el trabajo de promoción de unas nuevas y revolucionarias gafas de realidad aumentada. Testear el producto antes de venderlo es obvio, así que en cuanto tiene sus propias Aumenta, su vida dará un paulatino vuelco… Las gafas permiten tener información al instante de objetos y personas que aparecen en el campo de visión (muy Terminator – The Terminator, James Cameron, 1984), pero también crear una realidad paralela para poder incluir en el entorno real otras fantasías para divertirse (un cruce entre Pokémon Go y Desafío Total Total Recall, Paul Verhoeven, 1990 -, vamos). Sumarle el consumo de drogas constituye sólo la propuesta del director para poder identificar el mundo de su film más rápidamente con nuestro entorno actual: no hace falta la excusa de las gafas para introducirnos en un mundo que nos haga soñar… y alejarnos de la realidad común.

En este sentido, la decisión de utilizar el blanco y negro se comprende, aunque hace un flaco favor a la idea (más por no explotarla debidamente que por ser incorrecta). Y es que la entrada parcial del color se utiliza para las alucinaciones de David/personajes creados en Aumenta, un reverso analizable en contraposición con aquella pequeña joya que es Pleasantville (Íd., Gary Ross, 1998): allá el color se utiliza cuando los personajes principales descubren que hay un mundo más allá del de la serie de televisión y, por ende, de las creencias, prejuicios y valores con los que han crecido. La compleja verdad de nuestra sociedad, una combinación de emociones y libertad, se presenta en todo su esplendor, llena de matices, de colores. Entonces… ¿es para Creative Control la libertad, el mundo a descubrir, el creado a través de realidad virtual? ¿Es ese el futuro del ser humano? Seguramente sí, pero aún estamos lejos de poder decir si ese futuro es el que nos salvará, el que nos abrirá nuevas puertas e ilusiones, o el que nos acabará encerrando, como a los hermanos en la serie de los años cincuenta, en una realidad rancia y limitada por nuestros propios sueños.

 

TRAILER – Goat:

TRAILER – Weiner:

TRAILER – Creative Control:

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Apasionada del cine y en especial del subgénero de viajes en el tiempo, estudia un Máster en crítica cinematográfica (2008-2009) y se convierte en redactora en El Espectador Imaginario hasta 2011, año en el que cofunda Cine Divergente. Redactora en Miradas de cine desde 2013 y cocoordinadora de su sección de Actualidad desde 2016, además de ser miembro de la ACCEC (Asociación Catalana de la Crítica y Escritura Cinematográfica) desde 2014 (y de su Junta de 2015 a 2019), en los últimos años ha publicado críticas y ensayos cinematográficos, cubierto festivales, participado en programas radiofónicos especializados y colaborado en los libros 'Steampunk Cinema' (Ed. Tyrannosaurus Books, 2013), 'Miradas: 2002-2019' (Ed. Macnulti, 2019), 'El amor en 100 películas' (Ed. Arkadin, pdte. publicación) y 'David Fincher: autoría líquida' (Ed. MacNulti, pdte. publicación). Ahora, y tras cursar un Máster en Gestión Cultural (2016-2018, UOC)- y un Máster en Filosofía (2020-2022) para obtener una visión completamente holística y complementaria también a sus estudios de Ingeniería, amplía sus textos críticos más allá del cine, entrando también en la ficción, y quiere demostrar que "la" realidad no existe y es producto de nuestra imaginación.

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