L’Inframón, alcanzable realidad ¿alternativa?
“- (Eames): They come here every day to sleep?
– (Elderly Bald Man): No. They come to be woken up. The dream has become their reality. Who are you to say otherwise, son?”
Origen (Inception, Christopher Nolan, 2010)
L’Inframón, la evolución de aquello que una vez se llamó Internet.
El mundo ya no tiene casi árboles. Ya no pasean niños por las calles, ni se habla con los vecinos. No existe la vitalidad que los más mayores aún recuerdan, y muchas personas pasan un elevado porcentaje de su día a día conectados a los diversos reinos (el inframundo de la mitología griega) creados en una realidad alternativa. Es más: muchos, además, deciden conectarse a una máquina que les mantiene con vida y trascender, es decir, convertirse en una sombra para el mundo “real”, el físico. Una sombra para su familia y amigos… si es que puede seguir hablándose utilizando estos términos.
Pero, si pasas tantas horas siendo otra persona… ¿quién eres realmente tú? ¿No se convierte en tu realidad ese mundo imaginario, y esa nueva personalidad escogida, con la que eres completamente libre y puedes dar rienda suelta a todos tus deseos (por oscuros que sean)?
Sensaciones genuinas. Impunidad total para cometer delitos, crímenes… y saborear lo que se siente. Descubrir una faceta incontrolable de nuestra personalidad.
¿Quién evitará que queramos volver a sentir lo mismo en el mundo real, si se prohíbe tener cuenta de usuario en l’Inframón? ¿Deberán nuestros delitos virtuales ser perseguidos por policía real? Porque, en ese caso, se confirma la sospecha: ¿somos capaces de escoger “la” realidad, sabiendo que existen otras mucho mejores?
Este es el planteamiento de L’inframón, un libreto que invita a reflexionar acerca de hacia dónde estamos dispuestos a llegar para ser felices pero, más importante, dónde pondremos los límites para seguir distinguiendo nuestra vida, palpable y llena de las complejidades que nos hace únicos… de nuestras infantiles ilusiones.
La propuesta de Jennifer Haley, autora de la obra original, urde una historia que, aunque previsible en gran parte de sus “revelaciones”, incomoda por haber sabido escoger la razón clave, la abominable excusa, por la que permitiríamos la existencia (y expansión) de esta realidad virtual sin pensarlo. Además, la puesta en escena facilita la involucración de un espectador que se siente conectado también a l’Amagatall, el reino investigado: la combinación a través de cristales refleja a los personajes en su vida real y en la imaginaria, pero también a un espectador que puede mirarse y “verse” en l’Inframón creado. Por otro lado, la carga emocional de los personajes se ve acentuada por la futurista y aséptica habitación en la que se encuentran, permitiendo al espectador concentrar toda su atención en los movimientos y gestos de la investigadora, papa, y el invitado, pero, al mismo tiempo, ayudando a entrar en ese otro mundo, victoriano, frágil e ilusoriamente realista, con una facilidad que se nos antoja, incluso, tan perturbadora como a los investigadores.
En cuanto a la adaptación catalana, destacar, por encima de todo y sin ser la única bondad, la tan natural como sobrecogedora interpretación de Gala Marqués, que remueve nuestras conciencias al verla interpretar según qué pasajes de la obra.
Así que L’Inframón estremece, sí. Por su conexión a una realidad virtual cada vez más cercana (recordemos la cantidad de “juegos” que fueron presentados en Sonar+D 2016). Por confirmar la imaginación de autores distópicos como Ray Bradbury y, por ejemplo, su cuento ‘La pradera’ (The Veldt, 1950), o películas como Nivel 13 (The Thirteenth Floor, Josef Rusnak, 1999 – inspirada a su vez en la novela ‘Simulacron-3’ de Daniel F. Galouye, 1964) y la archiconocida Matrix (The Matrix, hermanas Wachowski, 1999). Por, en definitiva, hacernos pensar, incluso sentados en la sala del Teatre Lliure de Gràcia, que nos gustaría estar, en ese momento, en la habitación victoriana de l’Amagatall.
Nota: L’Inframón volverá al Lliure de Gràcia en Septiembre 2016.
ENTREVISTA – Juan Carlos Martel Bayod, director de L’Inframón:
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